Los policías fueron heridos con armas de fuego por los manifestantes violentos.París.- Tras dos noches de violencia en suburbios del norte de París, en los que resultaron heridos 120 policías tras la muerte de dos adolescentes magrebies el pasado domingo, el Gobierno francés endureció el tono ayer.
El primer ministro francés, François Fillon, tachó de "criminales" a quienes dispararon contra los agentes y advirtió que el Estado "luchará" para evitar que los disturbios se propaguen.
Temiendo que se repitan los disturbios del otoño de 2005, cuando unos 10.000 vehículos, 300 edificios fueron incendiados y algunos franceses fueron quemados vivos o asesinados en los suburbios de París, el Gobierno francés quiere "traer la paz" lo antes posible.
Entre el domingo y el lunes pasados, 120 agentes resultaron heridos, cuatro de ellos de gravedad, según fuentes policiales.
Ante el ayuntamiento, Fillon prometió que la Justicia "castigará severamente" a los criminales que dispararon contra las fuerzas del orden. La ministra de Justicia, Rachida Dati, dio ayer los parámetros en este sentido a la Fiscalía.
Junto con la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie, Fillon rindió "homenaje" a los policías y bomberos, que trabajan "en condiciones extremadamente difíciles".
A su vez la secretaria de Estado para la Ciudad, Fadela Amara, quien también se había desplazado a Villiers le Bel, anunció que el jefe de Estado recibirá hoy, en el Elíseo, sede de la Presidencia, a las familias de los dos adolescentes muertos: Moushin, de 15 años, y su amigo Larami, de 16.
La Fiscalía de Pontoise, que investiga el accidente que provocó la muerte de dos jóvenes y desató dos noches de disturbios en las afueras de París, aseguró ayer que los primeros elementos de la investigación confirman la ausencia de responsabilidad policial en el hecho,.
En un comunicado, la fiscal de Pontoise, Marie-Thérèse de Givry, señaló que "el examen técnico de los vehículos y las constataciones forenses corroboran los primeros elementos de la investigación" de la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN), la llamada "policía de las policías", según los cuales los agentes que conducían la patrulla no tuvieron responsabilidad en el hecho.
Además, la fiscal precisó que los agentes que conducían el vehículo estaban en el lugar de los hechos cuando llegaron los servicios de emergencia, en contra de lo asegurado por allegados de los fallecidos, quienes sostenían que se habían ido. De Givry indicó, sin embargo, que aguarda al resultado de "todos los informes" que ha solicitado antes de tomar una decisión judicial sobre el caso.
Se han desplegado más de mil agentes. El presidente Sarkozy, que hoy vuelve de un viaje oficial a China, ha programado una reunión sobre seguridad.
Aunque los disturbios han sido hoy menos intensos que las pasadas noches, el gobierno Francés está preocupado por los incidentes sucedidos
El primer ministro, François Fillon, se ha desplazado hasta la zona conflictiva donde se sigue trabajando. El presidente francés Nicolas Sarkozy ya ha programado una reunión con algunos ministros para hablar de seguridad. Ahora se cumplen dos años de las tres semanas de violencia que azotaron a los barrios de la periferia de Paris en otoño de 2005.
¿Pero como comprender este fenómeno?
Las barriadas donde la violencia prende como la pólvora son barriadas mayoritariamente no francesas. Esos barrios están habitados por inmigrantes y descendientes de inmigrantes, franceses de nacionalidad, que nunca se han integrado y que no comparten el modo de vida tradicional francés. Son las llamadas por el Frente Nacional francés Zonas de “Non Droit”, de No Derecho. Allí no rige el Estado francés, la policía apenas se atreve a patrullar estos barrios, la escolarización obligatoria de menores o la edad mínima para comenzar a trabajar es algo que hace años que no se cumple. En estas zonas rigen sencillamente la ley de las mafias y la violencia dándose en algunas de ellas el caso de que comienza a imperar la Sharia, la Ley Islámica.
El Estado francés, dirigido por gobiernos tanto de izquierda como de derecha, incapaces de controlar estas áreas se había decantado por una política de sumisión y de ayudas sociales constantes, haciendo que el nivel de vida de estas personas, muchas de la cuales carecen de trabajos honrados, se hubiese disparado como hemos podido apreciar los españoles en el cambio de parque móvil que han efectuado quienes todos los veranos retornan a Marruecos en sus vacaciones estivales.
Muchos de estos jóvenes, lejos de vivir en la miseria como se nos hace ver desde los mass media en España, disfrutan de un nivel de vida muy superior al de un joven francés. Visten caras ropas deportivas, disponen de teléfonos móviles de última generación e incluso ya no son raras las ocasiones en las que el trafico de drogas y los negocios ilícitos permiten a estos desarraigados disponer de automóviles de alta gama.
En este clima irrespirable también el RAP, música racista antieuropea y violenta, se abre paso junto con las ideas radicales de grupos políticos antisistema creando una cóctel explosivo que apenas necesita de un accidente como el acaecido estos días para iniciar una revuelta violenta y dramática. Curiosamente Francia parece que renuncia a su autodefensa frente a este ataque de los no-franceses y normalmente, son los cuerpos de elite de los bomberos, también armados, los primeros en acudir a estas zonas de guerra en las que ya es habitual el uso de armas de fuego por parte de uno de los bandos, el insurgente.
¿Soluciones?
Las soluciones a ese fenómenos no son fáciles, los franceses tuvieron la oportunidad de haber reemprendido su rumbo junto a Jean Marie le Pen pero confundidos por las campañas adversas y el cambio de discurso de la derecha francesa que plagió literalmente el discurso del FN, prefirieron elegir a un sionista como Sarkozy en lugar de un patriota francés como Jean Marie Le Pen. Hoy, tras dos años de los disturbios del 2005 los incidentes se reavivan, esta vez con armas de fuego, provocando una tempestad que puede terminar contagiándose a España… Atentos a fenómenos como el de la Cañada Real.
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